Como sabéis, algunas investigaciones de TALP se centran en las escalas del proyecto y en la relación de los lavaderos con el paisaje en el que se insertan incorporando, además, la perspectiva de género en el análisis del espacio.
En nuestro estudio de los lavaderos evitamos deliberadamente aislar estas construcciones tradicionales del contexto territorial, urbano y social en el que se enmarcan. La idea es recorrer un camino de ida y vuelta, desde el territorio hasta el lavadero de una manera objetiva para luego volver desde el lavadero al paisaje a partir de la subjetividad de las mujeres, por eso pensamos que el conocimiento de las experiencias de las mujeres que lavan o han lavado en estos lugares, a través de entrevistas, nos desvelará el paisaje configurado desde una mirada femenina colectiva en cada comarca o región.
Hace sólo unas semanas habíamos conversado con dos de las mujeres que todavía lavan en el Tuéjar, en el Lavadero de la Hondonera, y luego hemos tenido la suerte de asistir a la inauguración de su restauración (no sólo de ése sino de otros tres lavaderos en Tuéjar) llevada a cabo en un Taller de Empleo.
Desde que conocimos la iniciativa de este taller, nos ha gustado la idea de la “ruta de los lavaderos” que se planteaba reconociendo la necesidad de extender el tratamiento de cualquier bien patrimonial al entorno que lo contextualiza. Entendemos que el factor paisaje es imprescindible para la correcta interpretación del patrimonio (identidad, construcción, materiales, cromatismos, localización, etc.) En este sentido, nos parece acertada la apuesta de recuperar las técnicas constructivas tradicionales empleando materiales del lugar para abordar la restauración de los lavaderos de Tuéjar, tal como se ha abordado gracias al enfoque técnico de la arquitecta municipal Marita Carmona y del arquitecto director del taller Pasquale de Dato.
Pero además, nos alegra especialmente comprobar cómo el tiempo va desdibujando la desigualdad histórica entre mujeres y hombres. En los lavaderos que TALP ha visitado y analizado hemos descubierto que las mujeres han reivindicado obras de mantenimiento o la conservación de los lavaderos, pero su proyección y ejecución la llevaban a cabo hombres. En este taller, de las quince personas integrantes del taller, diez eran mujeres que han participado directamente en su restauración. Además, en la inauguración, el alumnado de la escuela de Tuéjar revivió la experiencia del lavado de prendas y participó de talleres de construcción, donde se pudo comprobar que tanto niñas como niños mostraban idéntica ilusión y capacidad.
Desde TALP felicitamos la iniciativa de Tuéjar y defendemos una restauración de los lavaderos atenta a su entorno, respetuosa con las características constructivas y sensible a las vivencias de las mujeres que los han usado, sin eliminar los rastros de ese uso.
Y por supuesto, os animamos a visitar Tuéjar y a mirar su paisaje a través de estos lavaderos. No olvidéis visitar la fuente Rocha. Aunque el lavadero que había allí no se conserva, las mujeres de Tuéjar recuerdan que era el único donde el agua que manaba directamente de la roca, en vez de usar agua de la acequia, y por eso sus aguas tenían mejor calidad para lavar.